Aves nocturnas,
sedientas de pasión y sangre,
sus corazones sin vida
laten en la alborada,
los espera la eternidad
de sus tumbas solitarias.
Y si encuentran el amor,
a su paso,
entre la fiesta armada
para el festín elegido
y el acto sangriento de revivir,
deben dejarlo morir,
pues no tiene chance de sobrevivir.
Cada amanecer,
se sumergen en su letargo
para resucitar más tarde
con apetitos infames,
“Nosferatus”,
tristes criaturas de la noche
que se resignan al pecado
por una copa de sangre
ardiente, succionada
pronto, de la misma vena.
Toman vidas ajenas
para no morir,
mueren con cada sorbo
de vida que toman,
son ángeles negros,
sus alas viajan
a través de los carriles
de la oscuridad.
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